Si existe una palabra que me
gustaría resaltar de la nueva campaña de Marca País que ha promovido el
Gobierno de la República y para nuestro caso, con un promotor como el ICT, esa
es: ¡SOY!.
Y
es que atañe al empoderamiento del ¡YO!. Esa “costarricandad” que todos
llevamos adentro y que con textos y videos tocan las fibras de cada persona que
se siente vinculada a este país. Yo soy, yo puedo, yo quiero, yo tengo. De
todos modos ya estaba de moda el yo o como le dicen a uno los bancos, usted
puede…, las universidades usted tiene…, las empresas si usted quiere…. En fin,
el YO esta en boga y la campaña astutamente aprovechó este movimiento
colectivamente involuntario. Bien por la campaña, pero si algo de lo mucho
bueno que tiene se puede rescatar y dejando de lado las partes en las que nunca
vamos a tener acuerdo, ese YO en realidad es super-poderoso.
Si lo
convertimos en eficiencia significa que usted tiene la capacidad de
proporcionar el mejor servicio posible a sus clientes, si lo convertimos en
eficacia significa que usted debe ser propulsor de la mejor entrega de
servicios con la menor cantidad de insumos posible, si lo convertimos en
materia ambiental significa que usted debe ser comprometido con el menor
impacto al medio. Al final, significa también que usted es total y
completamente responsable de sus actos y las consecuencias de sus acciones.
Como siempre metamos esto al “turisteador” (Filtro que convierte a los temas
nacionales en materia o vinculación de incumbencia para el sector
turismo).
Resulta
que el Guía de Turismo que de todos modos de forma innata es un solitario “YO”,
por la naturaleza de su trabajo, recibe a través de Esencial Costa Rica algún
tipo de unción para que la creatividad, el nacionalismo y su compromiso con la
calidad sigan la línea interinstitucional. “YO SOY” se repite una y otra vez a
lo largo de los dispendiosos y lindos videos de la campaña por lo que es fácil
deducir que dio inicio la Era del “YO”.
La
campaña firma un cheque en blanco a cada profesional del turismo costarricense
y le invita a que tome el poder de su propia imagen, de que se autogestione
como paladín del orgullo nacional y que paradójicamente, obvié que trabaja para
una empresa en particular para la cual ejecuta servicios y se enfoque en
venderse a si mismo.
Tácitamente
le solicita al Guía de Turismo, que piense en una estrategia de mercadeo que le
invite a sentir que lo importante es su propia humanidad, “costarriqueñada” por
su puesto, pero que es, en gran parte, aquello por lo que el turista puso su
dedo en la lista de destinos sobre el nombre del país. Para los Guías de Turismo
profesionales, la campaña no cambia nada, solo el logo de las intenciones, ya
que ese “YO” no es un producto nuevo en el catálogo del país.
Para los
Guías es un producto de reventa. O sea ya tienen años de estarlo vendiendo y
eso no quita valor alguno al espíritu de los esfuerzos gubernamentales.
Simplemente nos confirma que ahora alguien promocionará de forma masiva ese
orgullo en solitario que todos tenemos cuando salimos a trabajar y que muchas
veces hemos sentido cuando mostramos las bellezas del país.
Existen
bultos de disconformidades en la bodega en donde guardo mis esperanzas en el
gobierno y tengo tan solo una caja de donde saco las felicitaciones y hoy debo
ir a esa caja y sacar un par de ellas para aplaudir la campaña. Copiada o no,
da igual, la verdad es que necesitábamos una y si de todos modos el modelo de
desarrollo turístico costarricense es plagiado con más frecuencia que el W-8,
no veo ningún problema en extraerle lo que consideremos rescatable y aplicarlo al
sendero, al autobús y los escenarios de guiado en los que trabajamos. Como
moraleja me queda el hecho de que no estaba equivocado en lo que hacía y que
ahora lo primordial es resaltar a mi país.
Trabajar
con inmodestia por lo que Costa Rica tiene para ofrecer y hacer que la gente
venga, vuelva y recomiende. Eso es lo Esencial.
luisdiegomadrigalbermudez@gmail.com
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